Reich formuló su Teoría de
la Autorregulación en oposición al psicoanálisis
y su Teoría de la Frustración. Según la
Teoría de la Frustración para que un niño avance
en su desarrollo es necesario frustrarle, porque sino, no pasaría
a la etapa siguiente, se quedaría siempre atascado en el Principio
del Placer y no accedería al Principio de Realidad. Según
OTTO FENICHEL, psicoanalista, es necesario “enseñar al
adulto la conducta apropiada” porque “los instintos pueden
ser peligrosos” y necesitan de un control por parte del exterior.
Es por ello que los psicoanalistas, aunque varían en cuando al
tiempo recomendado de lactancia, hablan siempre de un destete precoz
(dentro del primer año de vida). Por ejemplo, WINNICOT recomienda
el destete en torno a los 9 meses. La Teoría de la Frustración
parte de la idea de que los niños no saben y hay que enseñarles,
hay que marcarles el camino para que lleguen a ser seres sociales, a
dormir correctamente, a comer lo debido, ... . Estas ideas están
detrás de la mayoría de las costumbres en torno a la crianza
que vemos a nuestro alrededor. En el fondo hay una desconfianza hacia
el niño, se piensa que si se respetan sus necesidades no va a
ser capaz de ser autónomo, no podrá salir de la fusión.
Sin embargo, en la práctica se observa que cuanto mas placer
ha podido disfrutar un niño, mas creativo se muestra, mas alegre,
con mas capacidad para salir de situaciones negativas, para reivindicar
lo positivo, para ser sociable, ...Para lograr la independencia es necesario
un largo periodo de dependencia, que no interesa a nuestra sociedad.
Reich, que fue también en su inicio psicoanalista,
se separó con el tiempo de las ideas de Freud. Hasta entonces
el psicoanálisis ortodoxo había observado tan sólo
lo que en su época era habitual. Reich tiene en cuenta también
los datos aportados por los estudios antropológicos (Malinowsky,
...), a través de los que conoce otros tipos de crianza y sociedades.
También sus descubrimientos en su labor como terapeuta le llevan
a separarse del psicoanálisis tanto en su forma de trabajar como
en la explicación del origen de los problemas (además,
en el trabajo en terapia con adultos puede verse con claridad lo que
no hay que hacer con los niñ@s). Posteriormente Reich también
amplió sus investigaciones con la
observación del desarrollo de niñ@s
en ausencia de intervenciones externas innecesarias y en condiciones
idóneas, para tener mas datos acerca del niño sano (hasta
entonces sólo se había prestado atención a los
posibles trastornos y alteraciones, al niño enfermo, y no al
sano).
La Autorregulación
es la capacidad, presente en todos los seres vivos (unicelulares y pluricelulares),
de regular espontáneamente las propias funciones vitales, de
conectar con las propias necesidades básicas y buscar su satisfacción.
Por necesidades básicas entendemos el alimento, el descanso,
la actividad sexual (cuando hablo de actividad sexual, no me refiero
a actividad genital exclusivamente, sino a la sexualidad en un sentido
amplio, a todo lo relacionado con el placer) y la vivencia de seguridad
afectiva (Ej.: Llevar a los bebes en brazos era una necesidad primaria
para defenderlos de los depredadores). Cuando Es decir, como seres vivos
que somos, nacemos con la capacidad de saber qué es lo que nos
da placer, seguridad, lo que nos nutre, lo que necesitamos dormir, ...
y de dar los pasos necesarios para lograrlo. Todas estas cosas no se
aprenden, ya las sabemos, y cambian en función del nivel de maduración.
Y desgraciadamente, si esta capacidad de autorregulación no se
puede ejercer debido a intervenciones exteriores, se puede perder. Autorregulación
es algo que viene de dentro, y se opone a “Educación”,
que es algo que viene de fuera.
Pues bien, en el inicio de la vida extra-uterina, la lactancia materna
es el medio a través del cual los bebés cubren todas las
necesidades primarias mencionadas: les proporciona alimento,
seguridad, afecto, placer y descanso (los bebés en general
se duermen al pecho).
Tanto la O.M.S. como UNICEF recomiendan un mínimo
de 6 meses de lactancia exclusiva a demanda, y un mínimo
de dos años de lactancia combinada con otros alimentos. La lactancia
materna compensa la inmadurez de su sistema inmunológico y es
sin duda el mejor alimento para el bebé, que se adapta además
a sus necesidades cambiantes. Cualquier leche de fórmula no hace
sino intentar imitar a la materna. Además la leche materna no
es siempre exactamente igual: la del inicio contiene mas agua, la que
viene a continuación mas cantidad de proteínas y la del
final es mas grasa. Esto hace posible que el bebé pueda regular
su ALIMENTACIÓN a través de la duración de sus
tomas, del tiempo que pasa sin mamar, mamando de un pecho o de los dos,
... siempre que no introduzcamos elementos extraños (chupete,
biberón, ...) o intentos de control externo (reloj, ...). Además
como la producción de leche materna se origina en función
de la succión, nos encontramos con que cada madre produce la
cantidad de leche que su hijo, y no otro (todos somos distintos), necesita.
Si sus necesidades de nutrientes se incrementan, mamará mas frecuentemente
una temporada hasta lograr un nuevo equilibrio.
La lactancia materna también produce
PLACER. En el inicio de la vida la boca es el lugar del cuerpo
mas cargado energéticamente. El bebé, cuyo desarrollo
es cefalo-caudal (es decir, madura primero sus ojos, su boca, ... después
sus brazos y mitad superior del cuerpo, ... y por último sus
piernas ya cercano al año de vida), se relaciona con su entorno
principalmente a través de la boca. A través de la boca
conoce el mundo y su propio cuerpo (primero los dedos, las manos, luego
los pies, ... y poco a poco cualquier otra parte del cuerpo u objeto
al que pueda tener acceso), y esta experimentación le produce
placer. En palabras de Michel ODENT, “La sexualidad es un todo,
en todos los episodios de la vida sexual, nacimiento, lactancia, ...
son las mismas hormonas (oxitocina, prolactina, endorfinas, adrenalina)
las que están implicadas y el mismo escenario el que se reproduce”.
De hecho, cuando la lactancia es satisfactoria, pueden observarse en
bebés muy pequeños orgasmos orales (los bebés se
sonrojan, los labios comienzan a temblar, los ojos se entornan y acaban
relajados y dormidos), que en un inicio los médicos confundieron
con ataques epilépticos. Desde el punto de vista Reichiano, el
orgasmo es el medio a través del cual regulamos la energía
de nuestro organismo, evitando que se acumule energía que podría
producir con el tiempo enfermedades.
La lactancia materna también debiera producir placer en las madres
(y en muchas mujeres es así), y es precisamente el motivo por
el cual se mantiene la lactancia en otras especies mamíferas,
es lo que “motiva” a las hembras a amamantar). Los motivos
que han llevado a que muchas mujeres no sientan el amamantamiento como
una experiencia placentera, e incluso en muchos casos sea vivido como
algo incómodo, desagradable o incluso doloroso, es un tema que
nos llevaría mucho tiempo y que se relaciona estrechamente con
el tipo de sociedad en el que vivimos y el modo en que hemos sido criadas.
Por lo tanto, como relación sexual que es, son muy importantes
las condiciones en las que se da de mamar. Es necesario un marco de
intimidad en el que la madre y el bebé puedan mirarse relajadamente
a los ojos y disfrutar del momento. Una vez mas nos encontramos con
que todo en la naturaleza está muy bien pensado, porque los bebés
comienzan a enfocar rudimentariamente a una distancia de unos 20 cm,
precisamente la distancia que separa los ojos de la madre de los del
bebé en la posición de amamantamiento. Por eso una madre
que mira amorosamente a su hij@ mientras lo amamanta, previene, tal
como afirma Federico Navarro, durante los primeros 15 días de
vida el astigmatismo, y durante los primeros meses la miopía.
De hecho, lo primero que hace un bebé al
nacer, si el ambiente es lo suficientemente tranquilo y las luces no
demasiado potentes, es buscar los ojos de su madre. Busca los ojos de
su madre y después su pecho. El mejor momento para comenzar la
lactancia es dentro de la primera hora de vida, cuando el instinto de
succión es mas fuerte. En ese momento la lactancia no se inicia
por hambre (por necesidad de nutrientes), sino por una búsqueda
de placer y SEGURIDAD. El bebé acaba de estar
unido a través del cordón umbilical a su madre hasta ese
mismo momento, por lo que no puede tener hambre. Además, aunque
tuviera hambre el calostro no podría saciarle porque, aunque
cumple una función muy importante a nivel inmunitario, el calostro
no tiene apenas calorías. El contacto de la boca y el pezón
y el contacto ocular vienen a sustituir la unión entre la madre
y el bebé que durante el embarazo se ha producido a través
del cordón umbilical. Por eso proporciona también seguridad.
Su madre (sus sonidos, su presencia) es lo único que conoce y
su mundo se ampliará muy poco a poco a través de ella.
Los bebés necesitan mucho contacto, y ante cualquier susto es
lo que les devuelve la calma. La teta es el recurso mas útil
para calmar a un bebé (si la madre está calmada, claro)
y el mas recomendable, porque un bebé, especialmente durante
el primer año de vida, se ve desbordado por sus emociones para
las que aun no tiene filtro ni defensa ninguna (así será
hasta que el neocortex se ponga en funcionamiento con la aparición
del lenguaje, ...). En palabras de OSTERREICH: “las emociones
infantiles, mientras duran, ocupan toda la “escena psíquica”,
y no dejan sitio para otros elementos; de ahí su carácter
total y absoluto”.
¿Y por qué los bebés necesitan tanto contacto?
Los cachorros de cualquier otra especie tienen desde muy pronto diversos
recursos con los que defenderse: unos vuelan, otros tiene pinchos, otros
veneno, otros se camuflan, otros corren, ... En cambio, dada la inmadurez
del bebé humano y el largo tiempo en que esta permanece, la especie
humana ha tenido que desarrollar otros recursos para poder sobrevivir.
El recurso que ha desarrollado nuestra especie es el vínculo.
BOWLBY fue el primer autor que comenzó a investigar sobre el
tema y su Teoría del Vínculo es el resultado de ello.
El vínculo es un lazo establecido entre dos personas que garantiza
la supervivencia de la especie, ya que supone la tendencia natural a
lograr y mantener un cierto grado de proximidad corporal con respecto
a la figura de apego. La primera hora de vida, tal como afirma MICHEL
ODENT, es un momento crítico en el que hay una impronta hormonal
que favorece después el vínculo. También hemos
dicho que es el momento crítico para el inicio de la lactancia
(una casualidad mas). Pero el vínculo no es algo inmediato, sino
que a partir de aquí hay que ir fomentándolo. El contacto
corporal tan estrecho que supone la lactancia, asì como las hormonas
que se producen durante ella (por ej.: la oxitocina es conocida también
como la hormona del amor y la producción de endorfinas hace mas
probable que la madre y el bebé deseen permanecer juntos) favorecen
el establecimiento de un vínculo seguro.
En realidad cuando hablamos del Vinculo, hablamos
de seguridad, pero también y sobre todo de AFECTO.
Afecto y seguridad son dos palabras que en las primeras etapas de la
vida son prácticamente inseparables. Un niño que se siente
querido es un niño que se siente seguro. De la misma manera que
no tiene sentido mirar al reloj para ver si es el momento de dar un
abrazo, tampoco tiene mucho sentido mirar al reloj para decidir si amantamos
al bebé o no. Si nuestra pareja nos pide un beso, no creo que
nos daría por decirle, “no, que te acabo de dar uno hace
5 minutos”. La lactancia a demanda va generando una confianza
básica en la vida (mis necesidades son atendidas, el mundo es
un lugar agradable) y en uno mismo (“de mi depende, yo valgo”
o “de mi no depende, y yo no valgo nada”) que suponen el
fundamento de la autoestima. Un niño amamantado a demanda con
contacto será confiado, sin alto nivel de ansiedad, y buscará
la relación con el otro llegado el momento.
Otra de las necesidades básicas de los bebés
es el descanso, y si se lo permitimos, los bebés prefieren dormirse
al pecho. Este dormirse en la teta no es un capricho, sino que forma
parte de los mecanismos de supervivencia de nuestra especie. Un bebé
para sobrevivir necesita de su madre, así que no puede permitirse
el lujo de quedarse dormido en cualquier parte. Si se “despiertan”
de vez en cuando es también para comprobar que su madre permanece
por allí. Necesita tener la seguridad de que su madre está
cerca para velar su sueño, sino fuera así los depredadores
hubieran acabado con los cachorros humanos en un santiamén.
Además prolongar el sueño artificialmente es peligroso.
Otra cuestión es ¿hasta cuando?.
Como decía al inicio, se recomienda un mínimo de dos años
de lactancia, pero la verdad es que los dos años son una época
difícil para añadir cualquier cambio importante (destete,
la llegada de un hermanito, ...) a los que ya se dan de por sí
( vuelta a la madre, control de esfínteres, comienzo del lenguaje,
aparecen los rudimentos del pensamiento racional, ...). YOLANDA GONZALEZ
recomienda llevar a cabo el destete cercano a los 3 años porque
es mucho mas sencillo. A esta edad la etapa oral finaliza y la succión
pasa de ser una necesidad a un placer, que además va perdiendo
su fuerza frente a otros placeres (masturbación, juegos sexuales
con otros niños) que a partir de ahora tomarán protagonismo
siempre que su entorno lo permita. Sin embargo, la lactancia puede aun
continuar. Diversos estudios que hacen extrapolaciones a partir de otros
mamíferos teniendo en cuenta diversos factores (momento de la
salida de los dientes definitivos, peso alcanzado en relación
a la del adulto, ...) sitúan el fin de la lactancia en torno
a los 6 años.
Resumiendo: La alimentación no es el motivo
por el cual la lactancia se inicia, ni tampoco después es su
única función. La lactancia proporciona, además
de nutrientes, placer y una vivencia de seguridad afectiva. Además
la lactancia y otros procesos madurativos se ven estrechamente relacionados
y recíprocamente potenciados, permitiendo y favoreciendo la autorregulación
de muchos procesos madurativos (desarrollo sensorial, desarrollo psicomotor,
influencia de la succión en el sistema craneo-sacral, ...).
De todas maneras creo que amamantar a un bebé no puede ser algo
impuesto desde fuera, y hay algunos casos en que puede incluso ser contraproducente
si ciertos conflictos personales no han podido ser resueltos.
Charla impartida por Estíbalitz Vegas Gonzalez, psicóloga
para la Jornada sobre "Parto, Lactancia y Crianza para la mujer
de hoy” organizada por la Asociación AMAMANTAR.
Hospital Monte Naranco. Oviedo. Sábado, 29 Noviembre 2003