Adore

Psicoterapia y Prevención Infantil

 

Estíbalitz Vegas González (nº col. BI01743)
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Las pérdidas y el duelo

    Vivimos en una sociedad que vive cada vez mas a espaldas de la muerte y de hecho se ha convertido ya en un gran tabú. Tradicionalmente la muerte y el nacimiento eran acontecimientos que ocurrían en casa, en compañía de los seres queridos. En la actualidad la gran mayoría de las personas nacen y mueren en los hospitales, rodeados de máquinas y extraños. Este cambio abismal se ha producido en muy poco tiempo y es una consecuencia del cambio de valores al que estamos asistiendo. No tenemos mas que mirar un poco a nuestro alrededor (películas, publicidad, lenguaje de la calle, …) para darnos cuenta de cuales son los ideales mas fomentados y perseguidos:

  1. la juventud, “divino tesoro” (frente a la valoración de los ancianos que encontramos en otras épocas y culturas, como símbolo de maduración, experiencia y sabiduría)
  2. la belleza física, aunque mejor dicho, la valoración de un modelo de belleza muy concreto (frente a la vigencia de otros modelos a lo largo del tiempo, y sobre todo, frente a la realidad de que, dada la gran diversidad de constituciones físicas, para una gran parte de la población intentar lograr dicho estereotipo supone ir contra la salud)
  3. la riqueza y la productividad, sinónimo actual de éxito social. Ahora cuando decimos que alguien tiene un buen trabajo, no nos referimos a que es creativo y enriquecedor, sino a que recibe mucho dinero por él. La cantidad está muy por encima de la calidad, y un trabajo es valorado a través de su precio, independientemente de los beneficios personales o sociales que pueda conllevar (así, por ejemplo, la maternidad no está nada valorada).

   La idealización de estos aspectos lleva a la marginación de gran parte de la población que no cumple con los cánones establecidos, y mientras toda una industria que se alimenta de ella (cremas antiarrugas, operaciones de cirugía, artículos asociados al lujo y la riqueza, …). Esta situación crea descontento, resignación e insatisfacción, y los ancianos son los mas perjudicados porque generalmente quedan fuera en los tres aspectos mencionados. Además la llamada tercera edad está cada vez mas apartada, de otras franjas de edad, lo que fomenta el desconocimiento del periodo final de la vida y el miedo a la muerte y la sensación de soledad en ellos. Consecuencia: sociedad desnaturalizada, insensible, deshumanizada. Si perdemos el sentido de la muerte, perdemos el sentido de la vida. Van inseparablemente unidas. De hecho existe un paralelismo tanto en las necesidades el inicio y el final de la vida, como en los cambios que en nuestra sociedad se están produciendo respecto a su abordaje.

   La actitud en nuestra sociedad ante la muerte y el nacimiento se explica por sus valores (además de los ya citados: ideal estético, capitalismo, …)

  1. Nuestra sociedad rechaza la expresión de las emociones, considerándolo algo inferior y “propio de mujeres”. Así nos definimos como “seres racionales”, limitándonos y olvidando que también somos “seres sintientes” (o sensibles) y “seres emocionales”. Frecuentemente huimos de esta realidad que nos hace vernos a nosotros mismos más animales, más impredecibles, más vulnerables.
  2.     Vivimos en una sociedad que trata de eliminar el dolor a toda costa (tanto el físico como el emocional: (epidural y valium, evasión, drogas, …), olvidando que cumple una función vital: es una señal de aviso. Aparece cuando algo en nuestro organismo no funciona bien, cuando acumulamos una tensión excesiva (física, psíquica o emocional), cuando nos hacemos una herida, ... El dolor no es un enemigo, sino un aliado.
  3. Todo esto lleva a una ignorancia del cuerpo (no ha sentir molestias, ni emociones y ha de ajustarse a los cánones de belleza, no sufrir los cambios del tiempo, aguantar un ritmo frenético, …)
  4. Dependencia de los profesionales (embarazo= enfermedad, parto= operación quirúrgica, muerte= fracaso; dejan de ser etapas naturales de la vida para convertirse en problemas para los que son necesarios máquinas, hospitales, personal sanitario cualificado, …) que se relaciona también con el fomento de la sumisión y el abandono de la propia responsabilidad que conviene a nuestra sociedad de masas.
  5. La seguridad como meta, que lleva a un endiosamiento de la ciencia y la tecnología, en detrimento del respeto y la confianza en la Naturaleza.

  Todo esto nos lleva a la deshumanización del nacimiento y de la muerte, a la desvalorización de la vida, al aislamiento y la falta de apoyo de quienes se encuentran en esas situaciones. Tanto los fallecimientos como los nacimientos ocurren de una forma generalizada fuera del hogar, lejos de los familiares y amigos, manteniendo al margen a los niños (tanto los nacimientos como las muertes se convierten en momentos de tensión y abandono para ellos), despersonalización, falta de contacto íntimo personal y corporal, desconocimiento de los procesos naturales, falta de recursos para afrontar las dificultades que puedan presentarse (muerte en el parto, por ejemplo) y por ello se evita afrontarlos cuando se producen (tanto por parte del personal, como de familiares o amigos, o incluso del propio afectad@)
    A nivel individual se observa este mismo paralelismo entre la actitud ante la vida y la actitud ante la muerte (quien no ha vivido de verdad tiene mas miedo a morir). Hay experiencias cotidianas que suponen pequeñas muertes, y que pueden darnos una idea, en función de cómo las vivimos, de nuestro miedo a la muerte:
-   Orgasmo, abandono y control. El miedo a la vida. Vivir el presente.
-   Las pequeñas muertes: las pérdidas. También rechazadas. Grandes oportunidades de crecimiento.

   Decía con anterioridad que las condiciones necesarias en el momento de la muerte y del nacimiento son muy parecidas Ante todo cuidar primero las necesidades básicas, uno no puede considerar el resto si tiene dolores, hambre, huele mal o está incómodo. Ayudar a poner sus cosas en orden y a despedirse. Ayudar a la comunicación con amigos y familiares (no ocultación, expresión de emociones). El Acompañamiento en el duelo se basa principalmente en la escucha sin juicios, ni prejuicios, permitiendo la liberación de todas las emociones (importante saber si yo me las permito o no). Lo mas importante no es la teoría, sino la actitud

  Teoría sobre las fases ante una pérdida: Negación, Ira, aceptación, … Las emociones básicas (miedo, tristeza, rabia y pesar)

-   Herramientas ante el duelo y situaciones inconclusas:
    Saber que lleva tiempo (aproximadamente un año) y momentos muy difíciles (navidades, cumpleaños). Saber que elaborar un duelo no es olvidar, sino recordar sin dolor.
      No reprimir las emociones (no VALIUM, …). Acudir a los actos fúnebres, ver al difunto (especialmente fetos, bebés prematuros, …) para tener la oportunidad de despedirse (para ello es fundamental primero aceptar lo ocurrido). Visitar lugares llenos de recuerdos. Hacer álbumes. Dibujar acerca de experiencias pasadas o de lo que siento (cualquier forma de expresión viene bien). Hacer actividades que antes se compartían con esa persona. Hablar con otras personas que lo conocían compartiendo los recuerdos, el dolor, los aprendizajes y la esperanza. Hablar con otras personas que han pasado por experiencias similares. Grupos de apoyo. Psicoterapia. Hablarle o escribirle al difunto.

-    Teoría sobre la muerte y los niños.
  
      Ser completamente honestos con el niño: no apartarle de lo que ocurre, explicarlo lo antes posible y contestar a todas sus preguntas (sólo evitar escenas desgarradoras de dolor y pérdida de control por parte de los adultos). No esconder la causa de la muerte. No decir cosas que no son ciertas y que pueden infundirle temor (“se ha quedado dormido”, …).
         Con la vuelta a la vida cotidiana seguir hablando del difunto, compartir nuestros sentimientos, no ocultar nuestras lágrimas. Asegurarle que n olvidaremos al difunto
Permitir y animarles a asistir y participar en el velatorio, funeral, entierro, …explicándole lo que ocurrirá y sin forzarle a ello.
Permitirle que vea el cadáver. Explicarle antes que no siente nada y el aspecto con el que se lo encontrará
Ocuparse del niño. No mas abandonos añadidos
Permitir y animar la catarsis emocional
Tener en cuenta sus posibles miedos y sentimientos de culpabilidad
Respetar su manera de afrontar la pérdida. Son mas frecuentes los cambios en el carácter, cambios frecuentes de humor, disminución del rendimiento escolar, alteraciones en sueño y alimentación. Puede también hablar con el fallecido durante un tiempo (normal y necesario para la elaboración del duelo). Lo mas habituales que alterne fases de preguntas y expresión emocional con intervalos en los que no menciona para nada el asunto.
Suelen expresar sus emociones, vivencias, miedos, … a través del juego
Otras reacciones posibles que pueden ser señales de alarma si se mantienen: pérdida de interés por actividades cotidianas, miedo de quedarse solo, comportamiento regresivo, imitación excesiva de la persona fallecida, aislamiento, expresiones repetidas del deseo de reencontrarse con el fallecido, actitudes hostiles peligrosas hacia sí mismo o los demás, negación síntomas físicos

 El duelo en el adolescente: Ya de por sí la adolescencia es difícil. Se añade que aparenta físicamente una mayor madurez de lo que le corresponde en realidad, por lo que se ve presionado a comportarse como si se las arreglase mejor de lo que realmente lo hace (no comparte lo que le ocurre), y a veces incluso acaba sosteniendo a otros y renunciando a vivir su propio duelo. Su grupo de regencia (los iguales) no suele servir de apoyo salvo que alguno haya pasado por una experiencia similar. Si estaba separándose emocional o físicamente del difunto puede sentirse muy culpable.
   Signos preocupantes: fracaso escolar, síntomas de depresión, extrema impaciencia, indiferencia hacia actividades de la infancia, conductas riesgosas, relaciones sexuales descuidadas o promiscuas, abuso de alcohol u otras drogas, negación del dolor, alardes de fuerza y madurez, …

BIBLIOGRAFÍA

- BUCAY, Jorge; El camino de las lágrimas, Ed. Grijalbo
- PANGRAZZI, Arnaldo; La pérdida de un ser querido, Ed. Paulinas
- GRAY, Jhon; Marte y Venus comienzan de nuevo, Ed. Mondadori
- KELEMAN, Stanley; Vivir la propia muerte, Ed. Descleé De Brouwer
- KÜBLER_ROSS, Elisabeth; La muerte: un amanecer, Ed. Luciérnaga
- KÜBLER_ROSS, Elisabeth; La muerte y los niños, Ed. Luciérnaga
- CABODEVILLA, Iosu; Vivir y morir conscientemente, Ed. Descleé De Brouwer