La Prevención Infantil responde a
un enfoque Bio-Psico-Social de la salud, y abarca desde el momento de
la concepción hasta aproximadamente los 6 o 7 años de
vida, época de constitución global del carácter.
Este periodo reviste gran importancia, especialmente por dos razones:
- Por un lado hemos de tener en cuenta que ningún
otro animal nace tan inmaduro como el ser humano (no puede desplazarse
por si mismo, ni alimentarse sin ayuda, ...), de hecho desde diferentes
disciplinas se le considera, prácticamente durante todo el primer
año de vida, como un feto extra-útero. Esto supone, además
de un prolongado tiempo de dependencia natural para garantizar su salud
futura a nivel físico, psíquico y emocional, una gran
vulnerabilidad de esta primera época de la vida,
que se divide en dos periodos críticos: Periodo Crítico
Biofísico y Periodo Crítico Psíquico.
- Por otro lado muchas son las investigaciones en
diferentes campos (medicina, sicología, sociología, antropología,
...) que nos proporcionan datos acerca de la gran influencia
que este periodo inicial tiene de cara a la salud futura de
cada individuo en particular (a nivel físico, emocional y psíquico),
y de la sociedad de la que forma parte en general.
El cuerpo de conocimientos de lo que entendemos
por Prevención Infantil, parte sobre todo del trabajo de Reich
y sus colaboradores, aunque también las investigaciones de Bowlby
y su Teoría del apego tienen un importante lugar. Los datos que
la fundamentan provienen de tres fuentes diferentes:
- las observaciones directas de los niños permiten
conocer el desarrollo infantil (sus capacidades en las diferentes etapas,
por ejemplo).
- los estudios antropológicos y sociales nos
permiten comprobar la correlación existente entre diferentes
tipos de crianza, y distintos tipos de sociedades resultantes, ofreciéndonos
además otro punto de vista.
- los datos clínicos: el trabajo con adultos en terapia nos corrobora
lo que no debemos hacer con los niños.
Si nos preguntasen, la gran mayoría de los padres y madres afirmaríamos
que deseamos que nuestros hij@s crezcan sanos, y que el día de
mañana sean fuertes, autónomos, seguros, felices, ...
Sin embargo, frecuentemente las pautas que se ponen en práctica
con los niñ@s van en un dirección muy distinta. Hay padres
y madres que no se cuestionan al respecto, simplemente hacen lo que
hicieron con ellos, o siguen al pie de la letra consejos de personas
que nada saben acerca del desarrollo infantil (el pediatra, por ejemplo),
muchas veces esto ocurre por falta de información. Otros tienen
inquietudes, y desearían hacer las cosas de un modo distinto,
pero se encuentran perdidos ante la gran cantidad de teorías
con respecto a la educación, muchas veces contradictorias entre
sí. Otros padres y madres tienen bastante claro lo que han de
hacer y lo que no, pero en la práctica se sorprenden a si mismos
diciendo y haciendo cosas que jamás pensaron que llegarían
a hacer o decir. Esto se debe generalmente al enorme peso que tiene
sobre nosotros la forma en que fuimos educados. Y es que la crianza
es muy complicada, y generalmente nadie se prepara para ella. La Prevención
infantil intenta ayudar en todas estas situaciones, para lograr que
la generación siguiente sea mas sana que la nuestra a todos los
niveles: físico, psíquico y emocional.
En la forma de educar imperante en nuestra sociedad,
el objetivo es lograr una rápida adaptación del bebé
a la sociedad, de forma que altere lo menos posible el tipo de vida
que sus padres llevaban con anterioridad a su llegada, evitando además
con ello los posibles cambios en el actual estado de las cosas. Además,
se intenta “acostumbrar” a los niños desde pequeños
a lo que la sociedad les puede deparar en un futuro, con el objetivo
de evitar males mayores. Todos hemos oído frases como: “tiene
que hacerse duro”. Pero, paradójicamente, la fortaleza
que se intenta implantar queda imposibilitada, porque un ser vulnerable,
como lo es un bebé o un niño, dispone de una menor capacidad
de defensa ante su medio que los adultos, con lo que, ante la frustración,
no le queda otra salida que una adaptación-resignación
progresiva. Como resultado, en lugar de niños fuertes, nos encontramos
con niños duros, ya que se han rodeado progresivamente de un
muro para intentar defenderse del daño producido por la frustración
de las necesidades primarias (como el contacto corporal, la atención,
las miradas cálidas, ...) y que acaba convirtiéndose en
cárcel, ya que su instalación rígida en forma de
carácter-coraza limita en un grado elevado el contacto con el
exterior de una manera automática y no adaptada a las circunstancias.
En esta forma de educar subyace la Teoría de la Frustración
proveniente del psicoanálisis, según la cual, para pasar
de una fase a la siguiente, es decir, para poder madurar, es necesario
frustración.
(cita de Maria Montero-Ríos)
El enfoque de la Prevención infantil viene a sustituir la Teoría
de la Frustración por la Teoría de la Autorregulación,
que supone confianza en la capacidad del bebé (y de todo ser
vivo) para regular espontáneamente las propias funciones vitales,
para conectar con las propias necesidades y buscar su satisfacción.
Representa la confianza en la capacidad de l@s niñ@s para desarrollarse
en todos los ámbitos (biológico, psicológico y
social) según su propio ritmo. En la práctica esto supone
que no es necesario enseñar al bebe a dormir, a comer, a relacionarse,
..., sino que todas estas adquisiciones se logran de una manera natural
como producto de la maduración.
Desde este punto de vista, se tiene en cuenta la diferencia entre necesidades
primarias y secundarias. Las necesidades primarias hacen referencia
al alimento, el descanso, la satisfacción sexual y a una vivencia
de seguridad afectiva que brinda el afecto, la atención al llanto,
el contacto corporal, ... Por otro lado, las necesidades secundarias
son aquellas creadas por nuestra cultura y que no producen daño
si son frustradas (por ejemplo, las golosinas).
Cuando las necesidades primarias no se cubren adecuadamente el niño
vivencia al mundo que le rodea como un lugar hostil, y a sí mismo
como poco merecedor de atenciones, sentando las bases de una baja autoestima
y un futuro auto-concepto negativo (niños duros). Sin embargo,
cuando estas condiciones se cumplen, el niño siente al medio
externo como un lugar bueno, agradable, positivo, y a sí mismo
como digno de dichos cuidados, lo que permite sentar un base sólida
de cara al adulto que mañana será (niños fuertes).
A menudo padres y educadores se preocupan, una vez llegada la adolescencia,
de temas como las drogas, la responsabilidad, las influencias del grupo,
la autoestima, ... sin darse cuenta de cuanto acontece en este periodo
es en gran medida el resultado de los conflictos generados en la infancia,
y que a su vez reflejan los conflictos propios de nuestra sociedad.
Los focos prioritarios del enfoque preventivo son
la familia y la educación, y en todas sus actividades se intenta,
además de facilitar información útil e importante,
lograr una mayor empatía con las necesidades de l@s niñ@s
en plena formación madurativa, y su proceso emocional. El objetivo
principal consiste en intentar que la generación siguiente sea
mas sana que la nuestra propia, tanto a nivel físico, como psíquico
y emocional.
Este abordaje comienza desde el embarazo con la
Preparación al embarazo, parto y crianza natural. Esta
preparación no se limita a ser una preparación al parto,
sino que supone una preparación integral a la maternidad y a
la paternidad, ya incluye al padre desde el inicio, y no sólo
como una figura “acompañante”. De esta manera ambos
pueden percatarse, y elaborar conflictos que emergen con respecto a
las propias vivencias infantiles, y a las relaciones con los propios
progenitores, a través del trabajo corporal y emocional. Ante
todo se intenta favorecer la capacidad de contacto, la apertura y la
auto-confianza.
Este trabajo se continúa con el Seguimiento
especializado del Sistema Familiar hasta los 6 años
y con el Grupo de apoyo a la lactancia y crianza natural.
Estos espacios, el primero individual, y el segundo grupal, funcionan
de forma complementaria durante los primeros dos años del bebé.
En el Seguimiento especializado del Sistema Familiar se busca favorecer,
desde el nacimiento hasta los 6 o 7 años de vida, el concepto
de continium sin rupturas durante el desarrollo psico-afectivo. Se busca
en él, además de la resolución de dudas, la coherencia
de intervención de padres y madres que garantice en la practica
un carácter flexible (en términos Reichianos), y un vínculo
seguro (siguiendo la terminología de Bowlby).
El carácter es una forma estereotipa de movernos por la vida,
que en su origen nos sirvió como defensa ante frustraciones del
medio(a falta de otros mecanismos de defensa), pero que con el tiempo
se ha cronificado. La coraza es la otra cara de la misma moneda, y esta
constituida por una serie de espasmos musculares (simpaticotomia) que
se originan normalmente en la infancia, cuando los bebes y los niños
suprimen de su conciencia las necesidades básicas no satisfechas,
o sus sentimientos negativos hacia los adultos que no las han satisfecho
(especialmente los padres). Estas tensiones reducen su capacidad y vitalidad,
causando enfermedades o predisponiéndoles a ellas. Los órganos
afectados dependen del tipo de carácter, y este a su vez de las
situaciones difíciles a las que cada niño se ha tenido
que enfrentar.
Por otro lado, los Grupos de apoyo a la
lactancia y crianza natural, están dirigidos a padres
y madres con hij@s de entre 0 y 2 años (coincidiendo
con el periodo Crítico Biofísico), así
como a los que pronto lo serán (embarazadas y sus parejas). Este
grupo tiene una función social, y en Bilbo esta funcionando actualmente
uno con carácter gratuito y abierto, con encuentros de hora y
media un sábado por la mañana al mes. El grupo supone
un refuerzo y un reconocimiento de la maternidad /paternidad,
y su función básicamente es la de crear espacios
de autoayuda a través de la comunicación grupal, favoreciendo
la escucha y permitiendo el aprendizaje de la experiencia de otros.
Con este grupo se persiguen los siguientes objetivos:
- Favorecer la capacidad de contacto con las necesidades
primarias del bebé.
- Descodificar la tendencia educativa a atribuir intencionalidad
perversa y manipulación a los bebés.
- Prevenir conductas inapropiadas que impiden un adecuado
maternage.
- Potenciar el aspecto intuitivo frente
al educativo
- Cuestionar las referencias sociales tradicionales
- Ser conscientes de la propia realidad y desculpabilizar lo que no
se considera idóneo
Los temas tratados pueden ser muy diversos (lactancia,
sueño, pareja, vacunas, presión social, sexualidad infantil,
control de esfínteres, desarrollo psicomotor, crecimiento,...)
y son abordados a través de las dificultades planteadas por los
componentes del grupo. La coordinadora o terapeuta dinamizará
el grupo, intentando que las dudas sean elaboradas o contestadas por
el propio grupo, interviniendo directamente sólo en momentos
puntuales de aclaración.
Posteriormente, y entre los 2 y los 6-7 años
(coincidiendo con el periodo crítico psíquico) tienen
su lugar las Escuelas de padres/madres. Su función
concreta es permitir un espacio privilegiado de reflexión y de
auto-cuestionamiento, de cara tanto a lograr una mayor coherencia en
la crianza de nuestr@s hij@s, como a mejorar nuestras relaciones con
ell@s en beneficio de tod@s.
El objetivo principal es evitar la cadena de transmisión intergeneracional
de la neurosis de padres a hijos. Para ello es necesario tomar conciencia
del condicionamiento de la propia historia personal infantil, que genera
los automatismos educacionales, así como lograr un mayor contacto
con las necesidades infantiles desde la empatía. De esta manera
pueden evitarse muchos de los errores que cometieron con uno mismo.
En la escuela de padres, a diferencia del grupo de apoyo a la lactancia
y crianza natural, se funciona con grupos constituidos, es decir, cerrados
y con compromiso de asistencia, de cara a favorecer la confianza y la
implicación personal.
Los encuentros tienen lugar una vez al mes, con una duración
de dos horas y en ellos se trabajan, mediante técnicas activas
y dinámicas grupales, aspectos como:
· La influencia de nuestro carácter en nuestros hijos
· La transmisión inconsciente intergeneracional de padres
a hijos
· La agresividad, la sexualidad infantil, ...
El abordaje se adapta en cada sesión a la
situación del grupo, así como a sus necesidades cambiantes,
trabajando de manera práctica situaciones vividas en las relaciones
cotidianas con los hij@s.
También se lleva a cabo Formación
a educadores infantiles, especialmente de cara a intentar lograr
un mayor conocimiento del niñ@ y su mundo, y en la medida de
lo posible, lograr una coherencia entre escuela y familia. En esta línea
lleva funcionando ya varios años desde el Ayuntamiento de Donosti
un Programa de Prevención Infantil, realizando en los centros
tanto escuela de padres, como Formación a educadores. Dentro
de esta formación los temas que se desarrollan abarcan un amplio
espectro, pero guardan relación directa con la comprensión
del proceso psico-afectivo infantil desde el nacimiento hasta los 7
años. Se abordan temas como el primer año de vida, la
socialización, la función de la familia, el cómo
de la escolarización temprana, los vínculos, ...
El enfoque de la Prevención Infantil supone
además, la necesidad de cuestionar y modificar nuestro actual
sistema social, ya que si deseamos una sociedad mas saludable hay que
comenzar también desde la raíz. Esto implica dificultades
y un esfuerzo constante por lograr algunas metas que pueden mejorar
las condiciones en las que se viven la maternidad/paternidad, tales
como el respeto de las recomendaciones de la O.M.S. por parte de las
hospitales en la atención de partos, la posibilidad de parir
en casa de forma gratuita para todos aquellos que así lo deseen,
el aumento tanto de la baja maternal como paternal, el establecimiento
de maternidad remunerada para todas aquellas mujeres que no tengan contrato
y no puedan acceder a la baja maternal (como ya funciona en otros países),
una mejora en las condiciones de hospitalización de los niños,
... A fin de lograr estos objetivos entre otros, se lleva a cabo también
la Divulgación de información a través
de conferencias y publicaciones, así como el apoyo y
la participación en campañas en favor de causas, metas
u objetivos como los citados.
En definitiva, nos movemos por la vida desconectados de nuestro cuerpo,
de nuestras emociones y de nuestras necesidades reales, y por lo tanto
de nuestro entorno en grado diverso, viviendo frecuentes contradicciones
entre lo que hacemos, pensamos y sentimos. Esta desintegración
(escisión y limitación) de lo que somos se produce más
o menos gradualmente a lo largo del periodo que va desde la concepción
hasta los 6 o 7 primeros años de vida (periodo de formación
del carácter), para defendernos de las frustraciones del medio.
La P. I. lleva a cabo su labor en este periodo de cara a evitar, en
la medida de lo posible, que la generación siguiente viva de
una manera mas plena, gozosa y responsable.
Nota:
Frecuentemente cuando se habla de autorregulación, mucha gente
interpreta erróneamente que su puesta en practica supone dejar
al niño hacer absolutamente todo. Esto no es así. Los
niños necesitan de contención, de un marco de seguridad
(es necesario, por ejemplo, protegerles de situaciones potencialmente
peligrosas para ellos). Contención no significa negar sus necesidades,
sino velar por ellas. La función del adulto sería la de
proporcionar ese marco de seguridad, donde las necesidades primarias
estarían cubiertas, para que su maduración pueda tener
lugar, evitando las interferencias externas innecesarias. (Dif autoridad
(natural)- poder).